domingo, 20 de noviembre de 2011

Evaluación





Es el proceso que se plantea, obtiene y suministra datos útiles para la toma de decisiones. Implica también reflexionar sobre las prácticas, en un proceso de mejora. La evaluación persigue la transformación de la realidad y eso sólo puede lograrse si no se la vivencia como una amenaza  y si existe la apertura necesaria para buscar las verdaderas causas de los fracasos de los alumnos.


Paradigmas de la evaluación:

  • De control: Función seleccionadora, reproductiva. Evalúa productos.
  • Iluminativa: Proceso técnico, político e ideológico. Tiene la función de investigación.
  • Combinada.
Funciones:
  • Sociales.
  • Pedagógicas (diagnosticas, sumativas o formativas)
  • Administrativas (promoción, acreditación, certificación)
Evaluar puede convertirse en un espacio de conflicto que implica buscar información, analizarla, emitir juicios de valor, comunicar a los involucrados y tomar decisiones.

Consideraciones generales:
  • Se debe evaluar en forma equitativa al alumnado, empleando diversos instrumentos.
  • La evaluación debe ser consciente con el proceso de enseñanza.
  • Los docentes deben poseer y proporcionar diferentes tipos de información.
  • Los datos deben ser obtenidos de situaciones habituales, o diseñar situaciones para la obtención de datos.
  • Se debe contar con criterios comunes para interpretar la información obtenida de la evaluación. 
  • Los instrumentos de la evaluación deben ser coherentes con las concepción de aprendizaje que se posee.
  • Los instrumentos deben tener:
  1. Validez.
  2. Confiabilidad.
  3. Practicidad.
  4. Utilidad.
El impacto de la evaluación:
Toda evaluación lleva consigo una carga importante de saber, dado que tiene impactos y efectos emocionales, académicos y sociales sobre las personas. Pone en juego diversos aspectos como los psicológicos. La clave está en reflexionar sobre estos temas, sin tratar de convertir la evaluación en aséptica.

Las inteligencias múltiples y su evaluación:
Si en nuestra práctica cotidiana tenemos en cuenta las diferentes capacidades, cubriendo así en espectro de las siete inteligencias, se hace necesario reestructurar también el modo en que se evalúan los progresos del aprendizaje que los alumnos hacen. Esto implica un sistema que depende menos de pruebas estandarizadas y referidas a las normas que de mediciones auténticas referidas a criterios, a puntos de referencias que sirven para evaluar el aprendizaje y que comparan el rendimiento del alumno con sus propios desempeños anteriores.

Variedad de experiencias de evaluación:
La evaluación autentica cubre una gama amplia de instrumentos, medidas y métodos. El requisito previo más importante es la observación. Otro componente importante es la documentación de los productos de los alumnos y sus procesos de resolución de problemas. Entre las posibles maneras de documentar están los registros anecdóticos, muestras de trabajos, audio-casetes, fotografía, tablas y gráficos llevados por los alumnos, pruebas informales, sociogramas, uso informal de test estandarizados, etc.

Evaluación del aprendizaje según el tipo de contenido

Evaluación del aprendizaje de hechos y conceptos:
Las actividades de evaluación deberán ser acordes con las actividades de enseñanza, y de hecho serán más válidas en cuanto menos se diferencien de las actividades de enseñanza. La evaluación de hechos y datos es más simple que la de conceptos. Sin embargo, el hecho de que el alumno no pueda recuperar un dato no significa que no lo sepa.
La psicología de la memoria ha descubierto que será más fácil recordar un dato cuanto más similar sea la situación de recuperación a la del aprendizaje. Por eso, al enseñar hechos y datos, es necesario preguntarnos cuándo y para qué queremos que los recuperen.
Evaluar la comprensión de conceptos es complejo. Hay diferentes formas de evaluar conceptos simples, entre ellas pedir definiciones, identificaciones o categorizaciones. También se puede evaluar como se utiliza el concepto en la vida cotidiana. La tarea se complica cuando nos referimos a conceptos más abstractos y complejos como lo son la mayoría de los contenidos conceptuales curriculares. Las técnicas que pueden ser usadas para evaluar un concepto  son: la definición del significado, el reconocimiento de la definición  la exposición temática, la identificación y categorización de ejemplos y la aplicación a solución de problemas.

Evitar la confusión entre hechos y conceptos en la evaluación:
  1. Evitar preguntas y tareas que permitan las respuestas reproductivas.
  2. Plantear en la evaluación situaciones nuevas, requiriendo del alumno la generalización de sus conocimientos a una nueva situación.
  3. Evaluar los conocimientos previos.
  4. Valorar las ideas personales de cada alumno.
  5. Valorar las interpretaciones y conceptualizaciones de los alumnos que se alejan de la idea científica.
  6. Utilizar técnicas indirectas  que hagan inútil la repetición literal y acostumbrar a los alumnos a aventurarse a usar su conocimiento para resolver enigmas.
Evaluación del aprendizaje de procedimiento:
Se trata de ver hasta qué punto el alumno es capaz de utilizar el procedimiento en otras situaciones, pero específicamente para el caso de los procedimientos, se evalúa un doble aprendizaje: que se posee conocimiento con respecto al procedimiento en cuestión y que ese conocimiento pueda ser aplicado y usado en situaciones particulares.
Existen diversos tipos y grados de aprendizaje de contenidos  procedimentales:
  • Composición de las acciones de las que consta.
  • Integración y precisión del conjunto de la acción.
  • Automaticidad en la ejecución.
  • Contextualización del procedimiento.
  • El grado de acierto de la elección en los procedimientos mejores para solucionar determinada tarea.
Evaluación del aprendizaje de actitudes:
Independientemente de la calificación final, el docente debe tener información sobre el proceso de formación y cambio de actitudes experimentados por los alumnos. Una parte importante de la socialización consiste en que el individuo pueda hacerse entender por lo que piensa, por lo que sabe, quiere o hace. En general, se trabaja con instrumentos estandarizados tratando de que la persona traduzca una actitud interna en un comportamiento o expresión verbal. Sin embargo, todas estas técnicas han sufrido diversos cuestionamientos. El profesor puede construir sus propias escalas de actitudes, que le permitan estimar la situación inicial de sus alumnos respecto de un determinado valor o actitud y los progresos que se van alcanzando. En la escuela, las actitudes pueden evaluarse a partir del comportamiento, atendiendo a las respuestas de los individuos ante un mensaje persuasivo.


La evaluación del aprendizaje de actitudes fue lo que vimos Pedagogía Marista I,  con el profesor Néstor Colombo, el cual nos explicó la importancia de la figura del docente a la hora de trabajar con los chicos las conductas, actitudes y valores.
El diseño curricular marista nos muestra una variedad de técnicas y soluciones, las cuales, maravillosamente se pueden aplicar a cualquier institución- ya sean fuera del ámbito Marista, privado y católico- las cuales se mantienen a lo largo de los años.


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